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miércoles, 23 de septiembre de 2020

TRANSFORMACIÓN O RESIGNACIÓN

 Ya han pasado muchos meses desde que empezaron tantos cambios desde el inicio de la pandemia,  muchos meses más desde que no volvía al blog, me alegro de regresar y dejar registro en algún lugar digital de mi paso por aquí, de mis reflexiones y de mi forma de ver las cosas, esa especie de inmortalidad que deja lo digital, no debe ser tan malo, en tiempos donde las bibliotecas están vacías y las transmisiones en vivo están full de personas buscando múltiples cosas.

Lo digital pasó de ser lo novedoso a lo necesario en estos meses, ha sido gran parte de mi sustento económico y social desde que dejé de ir a mi consulta presencial, reunirme con colegas, amistades, ver una película en el cine o solo tomarme un café una tarde con una amiga. Ponerle juicios a esto, es una soberana pérdida de tiempo, simplemente "es", he conectado con mis más profundos traumas yo misma como paciente de teleconsulta, de modo que sigo transitando la vida con todos sus colores.

Tenía la esperanza de que todo este proceso fuera transformador en muchos aspectos pero terminé entendiendo en el camino, que será transformador para quien decida que así sea, como la vida misma, en mi caso ha sido con ayuda y apoyo emocional, familiar, profesional y social, con lo que tenía a mano y podía y más que resignarme, acepté que esto es lo que nos tocó y a partir de allí generaba los cambios que necesitaba para estar mejor, reservar tiempo y realmente disfrutar los ratos de descanso, de compartir con mi familia, con mis amistades así sea por zoom, no perder ni una cita de mi psicoterapia personal, dibujar, mantener la fe, atender mis casos, supervisarlos y seguir estudiando, fueron formas de transitar la tormenta, no sé si las mejores, pero han funcionado porque me desprendí del miedo a dejar de ser productiva y lo asumí como que quiero seguir remando porque estoy viva y estoy sana, al final del año faltarán algunos asientos en la mesa de muchas familias en el planeta y las certezas que teníamos ya se habrán ido, honrar que sobrevivimos no es una opción, para mi es una misión.


miércoles, 12 de agosto de 2020

Gestionando la ira

 

Creditos a @tirachardz


Luego de un buen tiempo sin pasar por aquí quiero compartirles esta experiencia personal, hace poco en mi terapia personal, mi terapeuta habló sobre la fábula budista con respecto al regalo, les dejo un extracto que conseguí en www.tucuentofavorito.com:

Cuentan que hace mucho, unos discípulos meditaban junto a Buda, cuando unos hombres se acercaron a insultarle. Sin embargo, Buda no hizo nada. Cerró los ojos y aguantó que le insultaran sin moverse. Sus discípulos se enojaron y le dijeron:


– Maestro, ¿por qué dejaste que esos hombres te insultaran sin decir nada?


Buda entonces miró a uno de ellos y preguntó:


– Si yo tengo un caballo y te lo regalo pero no lo aceptas, ¿de quién es el regalo?


El discípulo respondió:


– Si yo no lo acepto, seguiría siendo tuyo…


– Pues lo mismo sucede con las ofensas. Tú decides si aceptas o no ese regalo…


Y me hace mucho sentido mientras escribo un ejercicio de escritura terapéutica tener esto en mente presente:  Ahora como adulta puedo elegir, puedo quedarme y enfrentar la situación, puedo irme y buscar un sitio tranquilo para calmarme y luego retomar la conversación, puedo decir como me siento, puedo pedirle al otro que se calme para seguir hablando, puedo elegir que batallas valen la pena pero sobretodas las cosas ahora si me puedo defender como una adulta consciente, el pasado quedó atrás, ya me pude perdonar y aceptar que antes no pude defenderme cuando era niña, hice lo mejor que pude con lo que tenía y en ese momento.

¿Y a ti te hace sentido?

Puedes comentar por aquí o en mis redes sociales, busca @psicoblogueando en IG o FB.

lunes, 4 de marzo de 2019

Batallas de familias inmigrantes

"Hace varios meses que mi esposo se fue a otro país, decidimos que era lo mejor en nuestro caso, yo me quedé con las niñas mientras él se estabilizaba para volver a estar juntos nuevamente y así hicimos desde entonces, hoy la decisión me pesa más que nunca, nunca nos habíamos separado de esta forma, a veces él viajaba por trabajo, pero tanto tiempo, tantos meses, por un lado la nostalgia de nuestras hijas, a pesar de que se llaman y es verdad hay más recursos tecnológicos, mis hijas quisieran atravesar las pantallas, un abrazo, un beso virtual, un cumpleaños virtual, claro que nunca serán iguales, por otro lado yo también lo extraño horrores, incluso a veces temo que nos deje, que me abandone, no se que más hacer..."

No sé cuantas personas se identifiquen con esta historia, cúantas mujeres o cuántos hombres en ese caso, pero lo que si es cierto es que está pasando en muchos lugares del mundo y sé que pasa en Venezuela, porque yo también soy parte de esta historia, algo que pareciera una elección en principio, pero una elección porque no queda de otra, no deja de doler por las consecuencias que tiene para todo el grupo familiar, porque sin temor a equivocarme hace 20 años no estaba en los objetivos de muchas familias que conozco.

La fórmula para que todo esto deje de doler está en el mismo lugar donde existe un mundo perfecto, en canciones, poemas, tal vez en películas, es decir en un mundo de fantasías, lo cual no quiere decir que debas ser una víctima perenne de las circunstancias, esto que hoy te sucede es real, es difícil y allí enfatizo el tiempo, porque es algo temporal, es posible que puedas darle un sentido, un para qué, un "a partir de ahora yo",  este es el punto de inflexión para que conscientemente empieces a vivir en vez de sobrevivir.

La historia nos ha mostrado que aún en las circunstancias más adversas, los humanos tenemos la capacidad de sobreponernos en mayor o menor medida, superar, aprender y salir fortalecidos de estas experiencias, esto no niega que esas experiencias hayan sido muy difíciles, injustas, dolorosas y traumáticas,  pero lo que si afirma es que esta capacidad existe, es posible desarrollarla independientemente de la edad, el género o cualquier otra variable socio-demográfica, es posible ser resilientes.

Y en este punto pudieras afirmar, "está bien todo eso en palabras, pero sigo sintiéndome mal" y es que tal vez no son las palabras de afuera, las redes sociales, los hechos, los amigos, etc. donde debas buscar tu fuente de bienestar interno, sí, seguramente pueden ayudar, incluso acompañar en tus batallas, sin embargo tu fuente de paz interior está justo adentro de ti, en tus memorias de fortaleza cada vez que superaste una crisis, en tu capacidad de esperar lo mejor de las cosas, en tu fe, en tu confianza, en lo que te da autenticidad y te hace diferente a otros, en cada lección aprendida a través de los años, con cada perdón que has dado y te has dado, con esos pensamientos negativos que decidiste dejar ir, cuando miraste al dolor y en vez de callarte, lo miraste a la cara, lo aceptaste y le dijiste sabes qué, gracias por las lecciones que me has dado, pero hoy comienzo a dejarte ir, es suficiente, porque quiero continuar viviendo lo mejor que pueda el resto de los años que tenga.

PD.: Partes de la historia inicial son reales y con autorización de la persona que me contactó.


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Lic. Rosalynn Herrera
Psicóloga escolar, psicoterapeuta, asesora familiar.
Migrante y mamá venezolana.
FB e IG  autora de @psicoblogueando



lunes, 1 de octubre de 2018

Mientras el hasta pronto

Vista aérea de Catia La Mar (Venezuela)

No me imaginaba que comenzaría así, pues hace mucho tiempo que venía postergando una decisión tan importante, pero por fin llegó la musa o tal vez llegó el valor de ponerle palabras a tantas historias transcurridas desde ese día que le dijimos a todos “hasta pronto”, una especie de mantra que impedía que me quebrara en ese aeropuerto caluroso, desbordante de nostalgias, nudos en la garganta y lágrimas que brotaban y saltaban solas.

Antes de ese día,  las semanas transcurrieron entre las polaridades del entusiasmo y la nostalgia al punto de recordarme las semanas de la gestación de mi hijo, hace 13 años atrás. Es que migrar para nosotros fue una especie de parto, también un embarazo planificado; al principio con el deseo firme de hacerlo, luego con miedo, después con pasos calculados y a la vez con tropiezos y obstáculos hasta ese ansiado día.

Aún recuerdo la despedida de mi querida amiga Leti varios años antes, ya no la despedíamos por una beca de estudios para hacer un postgrado, como ya lo había hecho más de 15 años antes con algunas amistades que se fueron a España y Francia en aquella época. No, la de mi amiga era una despedida muy sentida porque se iba a Australia con su esposo y sus hijas, y porque en ese momento “era una situación insostenible”, su familia había vivido un episodio de secuestro anteriormente; y entre lágrimas comencé a preguntarme en el estacionamiento: “¿cuáles son mis motivos para quedarme?”. Creo que tenía un par de respuestas en ese momento que ya no recuerdo muy bien y que me aguantaron un par de años más, hasta aquel viaje de vacaciones que hice con mi familia a Argentina y que fue el punto de quiebre. Justo al regresar de ese viaje maravilloso, a una ciudad que me encanta, ya no sentía el alivio de “al fin llegué a mi hogar, sentiré el olor de mi almohada y el olor de mi país”,  esa sensación que antes había tenido cuando te asomas a la ventanilla del avión y comienzas a ver la costa (en Venezuela el aeropuerto internacional más importante queda en la zona costera del país), ya no estaba, comenzaba a hacer consciencia que volvía a sentir miedo, frustración, tristeza y que si bien ya era anormal comprar pastillas, máquinas de afeitar y champú en otro país porque no lo puedes hacer en el tuyo, como en efecto lo hicimos, el sentirme turista por unas semanas me hizo olvidar lo que me esperaba, la crisis económica estaba sacando sus más feroces dientes.

Luego de esa despedida vinieron muchas más, tenía como principio no bajar al aeropuerto porque era muy doloroso ese momento a menos que fuera alguien súper cercano para mi. Al igual que mi mamá, repetía que yo no era buena para las despedidas, sin embargo, la profesión me fue enseñando que parte de la elaboración del dolor era precisamente despedirse, cerrar ciclos, saber decir adiós. Creo que mi prueba mayor fue hacerlo con mi madre unos años atrás, dejarla ir y asumir que muchas cosas cambiarían sin escuchar su bendición ha sido una de las pruebas más duras de mi vida. Ahora puedo nombrarlo y releerlo en calma, con gratitud; se fue la rabia, la culpa, la tristeza, se fue el por qué, y tengo el sosiego de su presencia espiritual, la memoria de buenos tiempos en la niñez, juventud y adultez, donde se hizo sentir con fuerza y tuve el privilegio de tenerla. Hoy en día, trabajo con personas en situación de duelo y sigo viviendo e investigando sobre el tema de decir adiós. 

Quienes emigramos nos vamos especializando en este tema.

1ra. página de algo, déjame tus impresiones en comentarios, serán muy importantes para lo que sigue.

Rosalynn Herrera
@psicoblogueando en Instagram y FB 

lunes, 30 de abril de 2018

Migración y las dos caras de la moneda

Lo que queda


Después de dejar en el aeropuerto a amigos, tíos, primos, cuñados e incluso hijos o padres y regresas a casa y ¿qué te queda?,  hay un cuarto vacío, álbum de fotos que quedaron en la casa, quizás cajas de cosas que no cabían en las dos maletas de 23 kgs, papeles y documentos por buscar, ya que no les dio tiempo apostillarlos, cosas que quedaron por vender y mucho más.

La psicoanalista Adriana Prengler (Sociedad Psicoanalítica de Caracas) se refería a la migración en este sentido: 
"migrar es una experiencia que aún en las mejores circunstancias es dolorosa, y se centra en un duelo que hay que elaborar, ya que a diferencia de otros duelos no hay una pérdida real del objeto, ya que no muere, está en otro lado, es un objeto perdido que prosigue su existencia, pero separado del que emigra".

Alvarado y Núñez (2006) señalan que se presenta un cansancio asociado con malestar cuya expresión de angustia son los sentimientos de culpa, hostilidad reprimida, incluso semejante, como si experimentaran, el síndrome del nido vacío. Sin embargo las pérdidas de la migración no son totalmente claras, completas e irrevocables, son ambiguas porque se arropa la idea de un posible retorno del que se fue.

Pauline Boss (1999) indica que los familiares acogen tal esperanza, en tanto el migrante se encuentre físicamente ausente pero psicológicamente está presente y es mencionado recurrentemente en el entorno; esto sucede en familias con una persona fallecida en la guerra o los desaparecidos políticos, cuyos cuerpos nunca se encuentran, se necesita una prueba material del fallecimiento de la persona para elaborar el duelo, de lo contrario se continuará con la espera abierta, por más irrealista que esta sea.

Y es que el duelo es del que se va y el que se queda,  unos cambian los paisajes a veces el idioma y las condiciones de vida, pero ambos experimentan el  vacío de ese afecto o pérdida del objeto, el núcleo central está en ese manejo de la pérdida o duelo para lograr redefinir roles, reacomodar rutinas, replantear  proyecto de vida y orientar la vida en términos de bienestar y felicidad.

Es inminente, queda reorganizar la vida sin esos seres queridos que tuvieron que irse, queda indudablemente frustración en muchos casos porque las condiciones de vida actuales siguen iguales, tal vez depresión, soledad pero aparte de todos estos sentimientos queda tu actitud con la que vas a enfrentar estos retos, eso no se ha ido, queda una persona con recursos internos, con fe, con resiliencia, con otros amigos, vecinos o familiares que también se han quedado por múltiples razones por lo cual no estás solo, si,  la vida continua a pesar de todo.


El duelo hay que vivirlo


No existe pastilla, jarabe, te o terapia mágica para evitar el duelo, entonces la primera recomendación es aceptarlo; habrán momentos tristes, nostálgicos, de reflexión y mayor recogimiento y eso hay que reconocerlo, transitarlo y respetarlo.  Nuestra cultura venezolana tiende a minimizar, desvalorizar y a mitificar el dolor, como una especie de enfermedad que hay que erradicar así sea con alcohol, goticas milagrosas, paseos, compras compulsivas, dulces y en el peor de los casos pastillas para la depresión automedicadas.  Tenemos sobre los hombros el estigma cultural de ser alegres por naturaleza y de hacer un chiste de todo, por lo tanto se nos prohíbe entristecernos, se nos sanciona por llorar, expresar dolor y hasta por despedirnos,  la realidad es que mientras más escapes del dolor más te  perseguirá, probablemente en forma de somatizaciones, irritabilidad, ansiedad, insomnio, alteraciones del apetito, dificultades de atención, fatiga y desinterés por las cosas que antes hacías normalmente. Negar el dolor te puede someter en forma de depresión.

El duelo no es para toda la vida sino hablaríamos de un duelo complicado o crónico que requeriría una atención profesional específica, el duelo normal pasa por varias etapas como negación, ira, negociación, depresión y aceptación, esto puede ocurrir entre semanas y/o meses, con un orden que puede variar y que será distinto según las diferencias y experiencias personales en el manejo de pérdidas y duelos en la vida.

Y te preguntarás qué puede complicar tu duelo, pues muchos factores, uno de ellos que es clave, es la experiencia previa ante las pérdidas significativas en tu vida, si a temprana edad viviste una situación de pérdida que no se ha resuelto incluso en la vida adulta, probablemente este duelo se reactivará ante la partida de un ser querido para ti; la edad es un factor importante, imaginemos si es un niño que debe quedarse con su abuela mientras sus padres se establecen económicamente, otro factor tiene que ver con el tipo de relación establecida con ese ser querido,  rol que ocupaba en tu vida, si había o no dependencia física o emocional y claro está en qué términos estaba la relación en ese momento,  quizás es diferente si quien se va es un hijo joven soltero quien nunca había vivido fuera de casa y que apenas se acaba de graduar, al caso de un amigo muy querido  que se va con su familia; adicionalmente está el hecho de que tal vez decidiste conscientemente quedarte en el país de origen o por situaciones ajenas a tu voluntad tienes que quedarte, son factores que podrían o no complicar las cosas.

El camino interior


“El mundo es redondo y el lugar que puede parecernos el final, puede ser también el principio” Yvi Baker Priest

Al tiempo que transitas por ese dolor y momentos de frustración  y hay incluso días más soleados, más livianos y emocionalmente más ligeros, el dolor va tomando otros matices,  aparecen nuevos intereses, nuevas caras, relaciones, alegrías incluso reencuentros que pueden ir fortaleciendo ese mundo emocional día a día, hay un primer reencuentro que es con nosotros mismos, y que nos confronta con algunas preguntas: ¿ahora qué hago?, ¿quién soy?, ¿qué voy a hacer con esto? y ¿qué tengo que aprender de esta experiencia?, preguntas muy profundas que se van develando con el tiempo y que su respuesta es muy personal.  Lo que si es seguro es que cada persona cuenta con recursos para afrontar el duelo y estos recursos son lo que en psicología llamamos resiliencia, que no es más que la capacidad de los seres humanos de salir fortalecidos ante experiencias adversas.  Durante el tiempo que trabajé con niños desvinculados de su  familia de origen, todos de distintas edades, sin relación entre sí, cada uno con una historia de vida más difícil que los otros, pude constatar que en la práctica todos contaban con recursos para ser resilientes, y en ese sentido y a pesar de la situación tan adversa como era estar fuera de su núcleo familiar pude conocer personitas muy especiales,  con ganas de vivir, desarrollarse, amar a otros y ser felices, y esto no lo descubres en libros de autoayuda ni mensajes motivacionales en el vacío.



Mención aparte tiene el tema de reorganizar roles y replantear tu proyecto de vida, en este punto quiero detenerme principalmente con aquellas personas que centraron sus roles en torno a la paternidad y maternidad, dado que la vivencia de migrar  es un concepto muy antiguo pero en nuestro país Venezuela tiende a ser relativamente novedoso,  la migración de familiares cercanos llega a romper y generar crisis en las relaciones y expectativas familiares que a primera vista puede ser impactante, no obstante en personas que pertenecen a familias sanas y buenos recursos interpersonales la idea de reorganizar va justo en el sentido de ir descubriendo nuevas relaciones, intereses, proyectos personales y adaptar las tradiciones familiares de modo que la vida cobre nuevamente un sentido.

En el caso de los niños que se quedan con otros familiares mientras sus padres emigran, sin ánimos de dar recetas porque la experiencia migratoria es bastante personal, es importante saber que los chicos van a manifestar expresiones de duelo según su edad, quizás cambios de comportamiento, emocionales, dificultades en su rendimiento escolar e incluso sentimientos de abandono que son importantes de manejar por los adultos que están a su cuidado y en el caso de los padres es clave mantener una comunicación en lo posible frecuente y fluida con sus hijos asegurándole ese amor y contacto que necesitan particularmente en este momento y así mismo con los cuidadores a cargo procurando fortalecer ese equipo mientras las condiciones mejoran para su pronto reencuentro, nuevamente es un proceso que requiere una alta dosis de adaptación y flexibilidad como sistema familiar, por el ajuste de roles que están haciendo.

Nadie dijo que esto iba a ser fácil, rápido o indoloro, lo que si puedo asegurarte es que transitar el camino que te lleve descubrir esos recursos internos, a aprender de esta experiencia y valorar esta nueva ruta es gratificante, está lleno de preguntas y a veces no tiene tantas respuestas como nos gustaría.  El día que yo dejé de hacerme tantas preguntas en relación a una pérdida muy importante en mi vida, comencé a transitar el camino de la aceptación y el dolor comenzó a transformarse en más amor.  

Quiero pero no quiero emigrar. Contradicciones


Ya es bien sabido sobre todos los retos que supone emigrar, las decisiones y los cambios son múltiples, te encuentras frente a muchas preguntas, no todas tienen respuesta y hay que lidiar con eso, sin embargo no es menos cierto que en el proceso de la toma de decisión hay una fase crucial: ¿me voy o me quedo?.

Es posible que comiences con frecuencia a imaginarte en un nuevo lugar, en un nuevo ambiente con nuevas personas, relaciones, trabajo, etc. pero resulta que en la realidad todo lo que haces te aleja de esa fantasía y posteriormente meta objetivo, parece contradictorio ¿verdad?, tal vez conozcas a alguien que quiso ser un exitoso profesional pero ni siquiera se ha acercado a la universidad para saber cuándo es la prueba de admisión para alguna carrera; algo parecido pasa con las decisiones importantes en la vida, casarse, divorciarse, tener hijos o no, ir a la universidad, obtener o renunciar a ese empleo y emigrar a otro país, entre otras.  Prácticamente un factor común en todas ellas es que suponen grandes cambios en tu estilo de vida y los cambios producen miedo, porque salir de la zona de confort, no es fácil ni agradable al principio, en este sentido si crees que estás en esta fase es importante revisar cuál es el rol que están jugando tus miedos para alcanzar esa meta que deseas, identificarlo, reconocerlo, aceptarlo y luego afrontarlo porque si ellos están allí paralizando tus decisiones no importa que alcances el contrato de trabajo soñado, estatus legal en el nuevo destino, comodidades, facilidades y hasta el boleto comprado en primera clase, no te vas a ir, posiblemente porque tu viaje está solo en tus ideas y no en tus pasos para llegar a la meta.


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Fuentes:
Seminario Consecuencias y conflictos de la emigración Asociación Psicoanalítica de Caracas, 2015
Sierra Uribe. Para vivir los duelos (2006)
Hurtado y Cols. Los que se quedan. Una experiencia de Migrantes. Rev. Electrónica Científica de Psicología. https://www.uaeh.edu.mx/investigacion/icsa/LI_PrevAten/Marib_Pime/5.pdf

Lic. Rosalynn Herrera
Psicóloga escolar, psicoterapeuta, asesora familiar.
Migrante y mamá venezolana.
FB e IG  autora de @psicoblogueando

viernes, 20 de abril de 2018

Crisis familiares en la Infancia y Adolescencia

Les comparto parte del programa Entre amigos, al que me invitaron esta semana gentilmente en el canal Cristovisión, para hablar de las crisis familiares en la infancia y adolescencia, es un tema complejo, amplio y del cual son muchas cosas las que podemos hacer desde la familia y la sociedad.

COMPARTE si es de tu interés y espero tus comentarios


miércoles, 18 de abril de 2018

¿Qué podemos decirle a alguien con depresión? Los SI y los NO


"Si mis ojos pudieran mostrar mi alma, todo el mundo lloraría cuando me viese sonreír." Kurt Cobain
La depresión es un trastorno del ánimo, con graves consecuencias para quien la padece, incluyendo la muerte por suicidio. Son múltiples las investigaciones científicas que dan cuenta de su sintomatología, prevalencia, diagnóstico, tratamiento, entre otros. Por tanto darle explicaciones simplistas e ingenuas como que es manipulación, debilidad, falta de fe y voluntad solo agravan el cuadro depresivo en cuanto a la atención y ayuda oportuna para la persona con depresión.

Veamos los NO y los SI, lo que debemos evitar decirle a alguien con depresión y una propuesta más empática:
·        NO: “Yo he pasado por cosas peores o conozco gente que le ha pasado… y no es para tanto”
SI:  Lamento que estés sufriendo. ¿Cómo te puedo ayudar?
Recordemos que la depresión no afecta a todos por igual y miminizar los sentimientos de las personas sólo las hace sentir peor y más culpables.
·        NO: “Pon de tu parte”
SI:  Comprendo cómo te sientes, se que no es fácil, pero no estás solo
La depresión no es una elección, nadie elige tener un trastorno del ánimo, por tanto no se trata de falta de voluntad de las personas, este tipo de frases tiene efecto completamente opuesto al esperado. Se suele pensar en la depresión simplemente como una actitud negativa que mejoraría con un simple cambio de actitud por parte del paciente.
·        NO: “Piensa positivo y se optimista” y/o “solo sonríe y verás que todo cambia”
SI:  Aunque ahora todo se vea difícil encontraremos la manera de salir adelante
En relación con lo anterior este tipo de frases puede ser ingenua e incluso sentirse vacía y sin sentido, el tratamiento de la depresión según su severidad puede incluir tratamiento farmacológico adicional a la psicoterapia; no se trata solo de darle consignas al aire al paciente, porque hace trivial el problema y predispone a dar consejos al paciente desde la perspectiva de quien no sabe lo que es sufrir una depresión.
Es posible que el deprimido se sienta poco respetado e incomprendido en su experiencia depresiva e incluso culpable por haberse metido en una prisión de la que es incapaz de salir y desde la que hace sufrir a sus seres queridos.
·        NO: “Estás siendo egoísta”
SI:  Aunque sé que no estás bien, eres importante para mí
Probablemente la persona con depresión tienda a sentirse culpable y luchar cada día con el malestar emocional, desánimo, fatiga, etc. como para que alguien en su entorno cercano le recrimine o reclame por su actitud.
·        NO: “El tiempo lo cura todo, no te preocupes mañana se te pasa”
SI:  Vive un día a la vez, vamos poco a poco
Proponer una actitud pasiva y desvalorizar a alguien que está luchando cada día por tener algo porque vivir, solo la puede poner en riesgo.
·        NO: “La vida es injusta”
SI: Siento mucho lo que te pasa y nada de esto es tu culpa
Nuevamente esto resta importancia a los sentimientos de la persona y más que empático resulta un homenaje al vacío, la desdicha y el dolor, lo cual definitivamente no ayuda la persona con depresión.
·        NO: “Eso se resuelve con unas copas, ven a divertirte y te olvidas”
SI:  Realmente quiero pasar tiempo contigo y escucharte, cuenta conmigo para que conversemos
En diversas investigaciones sobre este trastorno se ha encontrado asociada una tendencia significativa al abuso de sustancias legales e ilegales, como resultado en parte al desconocimiento sobre el trastorno de la depresión, la subestimación por parte de la sociedad en general de la importancia de su prevención, diagnóstico y tratamiento.
·        NO: “La vida continua” (pasa la página)
SI: Tienes mucho por que vivir, y estaré aquí para apoyarte a redescubrir esas cosas.
Si bien es cierto que la vida continua, hay pacientes que pueden luchar incluso sobre como pasar el día, porque quizás no tengan ni la fuerza de levantarse de la cama, no necesitan mayor presión, haciéndolos sentir que están atrapados o estancados sin poder salir.
·        NO: “Pero si tu vida es perfecta, ¿de qué podrías estar deprimido?”
SI: Lo siento tanto, no me di cuenta por todo lo que estabas pensando, pero ahora estoy aquí contigo.
Nadie tiene una vida perfecta en realidad, la percepción de felicidad de las personas puede ser muy variable además el trastorno puede presentarse sin ningún motivo externo, evento traumático o trágico, simplemente aparece sin importar la estabilidad financiera, personal, familiar o social que tenga la persona.
Es frecuente que en ocasiones se intente sobreproteger al paciente aún con buena voluntad, un exceso de cuidados y atenciones pueden anular la poca voluntad que aún le queda a quien atraviesa una depresión.
Esto sucede cuando la familia o la pareja cuida excesivamente al paciente y asume por él tareas, responsabilidades y decisiones que sólo deberían ser suyas, haciendo que se sienta más inútil y convirtiéndose —sin quererlo— en cómplice de la depresión y de que esta se mantenga.
En resumen lo que SI pueden hacer las personas cercanas en el entorno de quien tiene depresión:
1.     Intente comprender el proceso por el que pasa la persona
2.     Ofrezca apoyo: con empatía
3.     Paciencia
4.     Evite forzar a la persona con cosas imposibles
5.     Esté atento a pensamientos y verbalizaciones suicidas, no lo subestime y busque ayuda profesional especializada

Lic. Rosalynn Herrera. Psicóloga, asesora familiar y educativa.
Consultas presenciales en Bogotá (Colombia) y consultas online
Instagram y Facebook: @psicoblogueando
Artículo publicado en Linkedin
Contacto: rosalynnherrera@gmail.com

TRANSFORMACIÓN O RESIGNACIÓN

 Ya han pasado muchos meses desde que empezaron tantos cambios desde el inicio de la pandemia,  muchos meses más desde que no volvía al blog...